viernes, 10 de julio de 2009

Acerca de la Identidad


LA IDENTIDAD, UN RETO PARA TIERRA VIVA

Tierra Viva es una organización juvenil campesina que nace a raíz de la necesidad de un grupo de jóvenes campesinos por visibilizarse y participar en las decisiones trascendentales para su comunidad. El solo hecho de pensar en jóvenes, hace que ante los adultos, perdamos con mucha facilidad el interés ¿por qué? La razón es sencilla, durante décadas, los jóvenes hemos sido símbolo de “parranda, desorganización, recocha y moda. Por eso la participación de jóvenes en espacios visibles es casi nula, y lo peor es que nos estamos tomando el papel de parranderos, desorganizados y recocheros muy apecho, tanto así que hemos creado “grupos”donde ser y estar a la moda es lo único que prima. Contrarestar la vanalidad del modernismo y los grupismos es algo muy complicado, por que estamos en la era de la modernidad,la tecnología,los medios de comunicación y los avances científicos,pero ¿Cómo hacer parte de la modernidad del siglo XXI sin perder nuestra esencia?.Es la pregunta que me hago a diario. Surgen, entonces en mi mente algunas respuestas, pero éstas traen consigo más preguntas, difíciles por demás de aclarar.

Una incógnita que me aborda a diario es la que tiene que ver con los sueños de los jóvenes campesinos. Desde que nacemos nuestros padres empiezan a escribir en sus mentes, lo que ellos quieren que seamos, nos ponen a estudiar a la escuela y después el bachillerato con la única ilusión: que nos graduemos y partamos a la ciudad. Es muy frecuente, escuchar frases como: “Mijo estudie para que no se quede bruto como yo” y ”Váyase para la ciudad para que trabaje y sea alguien en la vida”, como si desde que nacemos ya no fueramos alguien. Y así desde la infancia, los jóvenes campesinos vamos creando en nuestra mente, esa cultura de ciudad a la que no pertenecemos y que a fuerza, empezamos a pertenecer. Poco a poco vamos perdiendo el amor por lo nuestro, por lo que somos y por la tierra que nos vió nacer.

Cuando nos atrapa la ciudad,nos cambia la vida,perdemos la inocencia y el brillo de nuestros ojos; nos estrellamos con nuestra realidad,pues en la urbe de cemento todo es comprado,nadie te saluda y si estás a la moda eres cull y sino,pues eres un chico(a)¡Nada que ver o.k.¡. Los que logran estudiar y prepararse en “la metropolis”, deben estar muy de buenas para conseguir un trabajo: vendedores de minutos o mecato; mejor dicho,”lo que salga”; y las mujeres, lo típico:”empleadas domésticas”; en fin, cualquier cosa, antes de volver al tierrero de donde salimos.

Esa falacia modernista, nos hace perder la esencia ¿Quiénes fuimos? Y lo más curioso y que te hace entrar en histeria, es que cuando muchos regresan, quizá, solo de visita, niegan lo que fueron. Nuestra manera de hablar, ya no es la misma: “osea, que pereza caminar, nada que ver, que vieja tan intensa”, y tantas otras palabras que aparecen como pegadas por un chicle. La ciudad nos roba hasta las palabras. Y padres y familiares, orgullosos por que el hijo está trabajando y triunfando en la ciudad, y no es un fracasado como el resto que siguen en el campo.

No es mi escrito, una batalla contra la ciudad, es contra la manera como nos enseñan a ver y a vivir la ciudad; nos ponen como señuelo el signo pesos para que lo sigamos y allí atraparnos.

No cabe duda que este es un trabajo arduo, y un reto grande para Tierra Viva. ¿Cómo triunfar, ser profesionales, estar a la moda y a la vanguardia de la tegnología y el modernismo sin perder nuestra esencia y sin olvidar lo que somos?

Que orgullo sería que el abogado, el ingeniero, el médico, la periodista, cualquiera que sea la profesión, pueda regresar a su casa campesina y desde el barranco que está antes del jardín pueda gritar ¡Soy campesino, a mucho honor¡

CLAUDIA YOLIMA RIVERA

San Rafael, junio de 2009

miércoles, 8 de julio de 2009

Quiero decir que esta vida ha sido de maravillosa porque me ha presentado un montón amigos los cuales me han ayudado a proteger mi “cuerpo”, amarlo, respetarlo y comprender que él es único que será el cómplice de luchar por una vida que sea DIGNA, no solo para mi si no para toda la humanidad y en especial, para la Red de Actoría Social Juvenil. De estos grandes amigos quiero renombrar el de la “Profe” Fulvia Salazar, ella es una gran mujer quien me ha enseñado que en esta vida hay muchos caminos por donde se puede recorrer, estos caminos se labran por un bien individual, pero más que individual debe ser colectivo que es a donde apunta la red.

Hoy reconozco el gran valor y fuerza de la “Profe”, para sacar adelante proyectos en los cuales no se beneficie a tan solo una persona, si no que por lo contrario sean muchos los niños, niñas, jóvenes y adultos quienes gocen y disfruten al máximo cada momento para el fortalecimiento tanto personal como colectivo.

La profe es una dura porque fue capaz de entrar en los corazones de muchas mujeres; madres de familia y algunas también cabeza de hogar del Municipio de Almaguer; ella con mucho esfuerzo con ayuda de estas mujeres, organizaron una micro-empresa, por medio de la cual se pudiera generar auto sostenimiento para cada una de sus familias. La micro-empresa tiene un sentido valioso ya que su materia prima son los tejidos y bordados, algo que tuvo mucha acogida debido a que las mujeres son amantes de este tipo de trabajo artesanal y además el interés que ellas tienen de progresar. Esta Asociación de Mujeres, es una alianza más de Actoría Social en el municipio de Almaguer, departamento del Cauca.

De la manera más sincera agradezco a esta bella mujer por todo lo que nos ha brindado.

Por: Francisco Javier Ruiz M.

LA VIDA DE UN CAMPESINO EN SU REGIÓN


Esta es la historia de Juan De Concepción, un viejo campesino que lleva 40 años trabajando en el campo, don Juan nació en el año 1970 el 24 de diciembre, sus padres don Jesús y doña Lucí quienes desde muchos años atrás también trabajaron en el campo tratando de dar un buen ejemplo a su hijo para que en un futuro supiera como afrontar las cosas de la vida
Juan desde niño su padre le enseño todo acerca del campo y su riqueza, a medida que pasaba el tiempo Juan crecía y con él su sabiduría y las ganas de crea y tener sus propios cultivos, para él sus cultivos eran muy importantes pues gracias a ellas se alimentaban todos los días.

Juan creció ya era todo un hombre, un hombre común y corriente como todos los campesinos del pueblo, Juan era tierra así le decían por cariño pues cuando llevaba a vender sus cultivos al mercado la gente le gustaba mucho comprarle por que vendía los mejores productos de la región y era una persona que vivía con la tierra la sentía y le daba el ejemplo a los demás campesinos de la región, para que de esa manera los demás también pudiera sentirse tierra vivir en ella como hijos de la tierra.
Juan es un claro ejemplo de un campesino que labra su tierra que vive de ella y que puede tomar sus propias decisiones respecto a lo que vende y lo que consume como campesino nato, lo mas espectacular es que Juan tenía un compromiso con sus padre cultivar la tierra y protegerla de todo aquello que quisiera hacerle daño. También hacer que todos los campesinos aprovecharan la madre tierra y lo principal enseñar a respetarla y valorarla.
Juan a sus 40 años aún sigue en la lucha sobrellavando lo que nunca pensó que existiría la famosa injusticia social el desplazamiento de las tierras de los campesinos, pero formaron un grupo para la lucha y defensa de lo que les pertenecía de allí nació la organización de don Juan de Acevedo ¡SOMOS TIERRA SOMOS VIDA¡ así pasaron los años y mucha generaciones ahora dependen de esta organización porque es la encargada de concientizar y dar trabajo a sus mismos hijos, a los campesinos como tú y COMO YO.
Escrito por: Julieth Adriana Ruiz

DOÑA VIGA



Era una fría madrugada de febrero de 2007, cuando un ruido estridente golpeo la puerta de su casa, el cual sin importar si le atendían o no entro y arrazo con todo en el interior, en efecto tras sentir el despojo forzado de gran parte de sus pocos objetos, con tristeza se dio cuenta que un puñado de tierra y una acción inesperada de la naturaleza golpeo y llevo a su paso un sin numero de objetos que con esfuerzo, amor y dedicación tendría alojados hasta entonces en aquel humilde refugio, su hogar.
Ya puesto el sol, los habitantes del corregimiento, con toda la voluntad y afecto característico de las comunidades campesinas del macizo colombiano, emprendieron una ruta de solidaridad ante este inesperado suceso del terrón vecino de la dulce abuelita. limpiando, organizando, y re ubicando los pocos objetos que con tristeza se removían de los escombros, todos y cada un de los habitantes de la región aportaron un granito de arena como método de ayuda y muestra de solidaridad ante ella y su único hijo.
Así poco a poco los días fueron pasando y con ellos las ayudas. Por mas generosidad que se pretendiera doña Avigail cada día se veía mas atormentada por estar “viviendo de arrimada” como ella misma así lo expresaba; en su rostro marcado por la pesadez de los años y las cicatrices de los golpes de una difícil vida económica, sobresalían unas juguetonas lagrimas de impotencia y tristeza por haber perdido en unos pocos segundos lo que con esfuerzo pudo conseguir en mas de 65 años.
Fue así como se dio paso a un nuevo llamado e iniciativa de la comunidad que decidió darle fin a las preocupaciones y angustias de doña Viga, como cariñosamente le decían, de esta manera mediante trabajos integrados, mingas, reuniones, y venta de crispetas en busca de un apoyo económico, los niños, niñas,jóvenes, estudiantes, abuelos, padres y madres de la localidad, en un largo proceso y arduo trabajo, lograron estructurar y edificar desde el primer hasta el ultimo ladrillo de un nuevo refugio digno y estable para esta dulce abuelita, la cual con tan solo una lagrima y una expresion que extremecio a todos y cada uno de quienes la acompañaron, lleno el corazón y el alma de una inexplicable sensación de felicidad y satisfacción de esas que solo se encuentran en poder brindar ayuda a quien realmente la necesita.

LA ESPERANZA DE MIGUEL


Todos los días a las cinco de la mañana, Miguel sale de su casa rumbo a la central de abastos de Bogotá, llega a la bodega Max Papa, se pone encima su debida indumentaria, unos zapatos gastados y suci os de color rojo, un pantalón de sudadera color negro al revés y su camisa esquelética, ya café de tanto sudor y tierra que ha soportado, además de la gorra que evita que se ensucie el cabello, con el símbolo de los yanquies de New York.

Llega el primer camión, con dos toneladas de papa para descargar, y a este personaje un brillo de repente le ilumina los ojos, no es la luz de un carro que pasa acelerado delante de él, ni mucho menos un rayo de luna llena que llega hasta su rostro, es el pensamiento agradable que le indica que por lo menos este día logrará llegar a su casa con algo de dinero para comprar lo de la cena de su familia, además de empezar a acumular el dinero para poder pagar el arriendo que se cumplirá de los próximos cinco días.

Realmente sabe que lo que ganara no es lo justo conforme al desgaste que le ocasionara a su cuerpo, los brazos raspados, las manos llenas de callos, las gotas de sudor que brotaran por su frente y demás partes de su cuerpo que le roban a la sangre su composición líquida y no dejan de esta mas que el simple bagazo, que ya no corre por las venas y convierte a Miguel, en no más que una maquina productora de fuerza de trabajo.

Él tiene muy claro esto, pero también tiene claro que dentro de su vida las posibilidades son limitadas debido a su escasa educación, a la necesidad constante de llenar el buche para poder madrugar un día más a repetir la misma jornada; por supuesto, también entiende que es por sus hijos por los que el hace tal rutina de cara a la muerte, que es a ellos a los que les brinda la posibilidad de un mundo mejor en donde no tengan que matarse sirviendo a un dueño explotador, un mundo donde puedan respirar un aire, si no mas limpio, por lo menos más tranquilo, más cercano a esto que algunos llaman felicidad o paraíso.
El brillo de sus ojos se va, la temperatura del cuerpo empieza a aumentar, pero por lo pronto Miguel esta tranquilo, por lo pronto él un día más, salvo el alma.



Por: Reinaldo Mejia Barrera
Proyecto Pequeño Trabajador

martes, 7 de julio de 2009

AVANZA NUESTRO ENCUENTRO NACIONAL


ASI VA NUESTRO ENCUENTRO NACIONAL DE RED DE ACTORIA SOCIAL JUVENIL

Estamos en pleno desarrollo de nuestro encuentro Nacional de Red de Actoria Social Juvenil aquí en la ciudad de Bogotá, en donde participan organizaciones de diversas partes del país, seguimos tejiendo los sueños de cada una de las regiones del país de donde provenimos, pensándonos como país y región latinoamericana a partir de nuestra ELASJ. Estamos compartiendo experiencias sobre nuestro territorio como espacio cultural, político y ambiental, recorriendo los lugares donde nuestra organización hermana de red, la Fundación Pequeño Trabajador nació y se quedó para tejer sueños de justicia y solidaridad con la niñez, la adolescencia y la juventud. Aquí nos encontramos con organizaciones como Juventud Radial Comunitaria de Neiva, con el Colectivo de Comunicación Línea 21 de Montes de María, y organizaciones juveniles del campo desde el sur del país como Alma Guerrera, Colectivo juvenil Altamira, Nueva Generación de la Sierra y colectivo juvenil de Párraga. Están aquí presentes en nuestros corazones aquellos que no pudieron llegar como Jose Oviedo, Nyria Ramírez, Yeimi Toledo, Libardo Quinayás, Andrea Mampín y nuestra querida Claudita Rivera entre otros y otras.
Hemos conversado sobre los obstáculos, alternativas y desafíos en la formación de la juventud, nos hemos preguntado sobre los que nos hermana y lo que nos diferencia, sobre alternativas de economía solidaria. En el día de mañana conversaremos en taller sobre estrategias de comunicación comunitaria para el fortalecimiento de la red y el día jueves sobre la mesa de coordinación Nacional.